Geología
¿Cambios climáticos moviendo montañas?
A lo largo de millones de años de historia de la Tierra, los
cambios climáticos de largo plazo han alterado la estructura y el
movimiento interno de cordilleras montañosas, pero los efectos
provocados en las cordilleras por tales cambios climáticos, como por
ejemplo el desarrollo de glaciares y la erosión pueden a su vez cambiar
el clima local de una montaña. El grado de esta relación de causa y
efecto nunca ha sido observado claramente, hasta ahora.
Una investigación realizada por el equipo de la geóloga Eva
Enkelmann, de la Universidad de Cincinnati en Estados Unidos, sobre la
Sierra de San Elías, situada a lo largo de la región costera
norteamericana del Pacífico, indica que la forma en que una cordillera
cambia topográficamente, y crece por un lado mientras mengua por otro
(desplazándose así aunque sea muy poco a poco) puede también por su
parte cambiar el clima local al redirigir el viento y la precipitación.
Las repercusiones de estos cambios pueden a su vez acelerar la erosión y
la actividad sísmica tectónica de esa cordillera.
Basándose en estos hallazgos, el equipo de Enkelmann ha llegado a la
conclusión de que hay una fuerte relación entre los cambios climáticos
locales y globales de largo plazo y los desplazamientos internos de
placas tectónicas y modificaciones topográficas de una montaña.
Borde del glaciar Hubbard en la Bahía Resurrección de Alaska. El frente de hielo tiene unos 100 metros de alto (unos 300 pies).
Examinando la Sierra de San Elías en particular, que es árida en su
parte norte, pero muy lluviosa en su zona sur, el resultado de este
contraste conduce a una mayor erosión y desprendimiento de material de
las laderas del sur. Así que a medida que un cambio climático influye en
la erosión, eso puede producir un desplazamiento tectónico. Esto ha
sido sugerido en estudios anteriores basados en modelos numéricos y
analíticos, pero sin embargo no se había demostrado que hubiese ocurrido
con el paso del tiempo a escala geológica en el mundo real.
Trabajando con varios conjuntos de datos, Enkelmann ha obtenido
detalles sobre cómo se produjo una rápida exhumación en la parte central
de la cordillera durante un periodo que va desde hace 4 millones de
años hasta hace 2 millones. Este proceso de realimentación entre erosión
y desplazamiento tectónico interno resultó en una masa de material
ascendiendo hacia la superficie con suma rapidez.